Año 2035, época donde se disfruta de libertades a plenitud. Luego de años y años de lucha social al fin gobiernos, ciudadanos y familia han entendido que ser libre para tomar decisiones es lo que asegura la plena felicidad y nos hace consciente de nuestras emociones. Aún así, siguen personas ancladas a normas sociales que data de muchos años atrás pero quienes paso a paso van rompiendo sus cadenas.

Esta historia nace de una realidad tangible dónde los ciudadanos del mundo, en pleno siglo XXI aún afirman que vivimos en libertad e igualdad, pero la violencia no para, ni los gobiernos se detienen para acabar con el problema de una vez por todas.
 

 

La Historia

María y Néstor llevaban hasta el día de hoy 40 años de matrimonio. Nadie podía creer el rompimiento de una pareja que por tantos años se mantuvo feliz ante los ojos del mundo ¿Qué pasó? Nos preguntábamos todos sorprendidos.

Además de ser una pareja hermosa, digna de ser modelada por el comportamiento de ambos y por todo aquello que obtuvieron durante el vínculo de amor que los unió, también debo destacar lo reservada que era sobre todo aquella hermosa mujer.

¡Nada puede ser perfecto en la vida! No lo digo por envidia ni tampoco por desear ver mal a la pareja. Lo digo porque me entristece saber del rompimiento dado a las injusticias sociales, a traiciones emocionales y a esas mal llamadas "cosas de la vida".

Las incertidumbres seguían marcando el actuar de las personas cercanas a María y Néstor. Por intrigas, por malas intenciones, por chisme, por lo que fuese mantenía a la gente en zozobras. Las especulaciones se difundían por dónde quiera pero, aún así, nada era cierto.

María es mi amiga, no quise invadir su privacidad, la dejé vivir su duelo, su dolor era indescriptible, su silencio... un tormento desesperante, una agonía de muerte lenta acababa con la existencia de una mujer quien había vivido años frustrada y a la vez aferrada a un milagro que nunca llegaría.

— Mi vida fue un infierno. Durante años me mantuve anclada a prejuicios sociales y familiares. Mis padres siempre insistieron en la bondad de Néstor, no hicieron otra cosa que hacerme mirar a través de sus ojos. Mis hermanos, mis primos, mis amigos, los amigos de Néstor, todos, ¡absolutamente todos! Me hicieron ver desde mi propia ceguera.

María no reconocía su responsabilidad en el asunto. Para ella fue más fácil echar la culpa de su desgracia a los otros.

— Viví años sufriendo humillaciones de parte de Néstor, me dediqué a criar a nuestra única hija, mientras yo me desvivía haciendo las cosas por amor, él solo disfrutaba humillando y dejando claro con su carácter de ogro que era él quien mandaba en la casa y yo era simplemente su no sé qué, porque ni siquiera hay calificativo para describir quién era yo ante los ojos de mi marido.

 — Mi hija creció, Néstor con su carácter disfrazado la apartó de nuestro lado, hasta el sol de hoy ella no le dirije la palabra a su padre, diez años sin darle un buenos días, buenas tardes o buenas noches. Me duele la pena a la que he sometido a mi hija, no dice nada, solo manifiesta rabia y rencor a través de algunas acciones.

 — ¡Cómo perdonarme haber aguantado tanto! Cuando Néstor y yo estábamos frente a sus amigos y amigas, ellos se reían de mí. A veces tartamudeo, mi timidez me creaba mayor inseguridad, si en el momento de la conversación mis frases quedaban incompletas, todos reían y se burlaban. Néstor sacudía sus manos sobre mí delante de la gente y me gritaba: "mejor quedate callada", se reía y los demás seguían su burla.

— Cosas pequeñas como esas fueron quedando acumuladas en mi pecho. Disimulaba, reía y hasta llegaba a pensar que disfrutaba de los momentos donde yo siempre era la víctima. Pasaron años repitiendose las mismas y otras situaciones. Cuando Néstor llegaba a casa del trabajo apenas pisaba la puerta y decía: ¡"Llegó tu esclavo"! lanzando la bolsa de pan sobre mi pecho, yo me reía tímidamente y salía corriendo a la cocina a preparar la comida de mi querido esposo.
 
— Poco a poco; maltrato a maltrato; burla tras burla, me di cuenta de lo infeliz que era. Nunca había leído tan siquiera un libro que me diera herramientas para salir de mi dilema, nunca asistí a una terapia, en mis tiempos de juventud mi rol era ser una ama de casa. Mi pobre hija si estaba consciente de mi tragedia pero tampoco se atrevió a llevarme la contraria. La destrocé sin saberlo. Pero, ella gracias a Dios sí se atrevió a romper el patrón de crianza.

Mirta, la hija de María buscó ayuda profesional para ella y para su madre, en estos tiempos hay mucha información y miles de manera de entender el verdadero significado de la palabra libertad. Mirta ya lo sabe, ella se liberó y fue quien ayudó a María a liberarse.

— No más burla, no más vejaciones, no más maltratos al lado de un hombre que no supo valorarme.

Gracias a Mirta y a las terapias dónde asistieron madre e hija, hoy son libre. No odian a Néstor padre ni Néstor esposo, lo perdonaron porque la decisión fue liberar el tormento.

— En mi corazón siempre hubo amor, decía María, eso quiero mantenerlo. No soy quien para juzgar a Néstor. Fueron 40 años de vida guiada por la sociedad, la familia, los amigos, los prejuicios... Fui responsable, no tuve no vida propia.

Un Llamado

Vivimos en una época dónde las libertades están sujetas a las decisiones de cada individuo y respetadas por el resto. No a la violencia, no al maltrato en sus diferentes acepciones, no a las ataduras, no al silencio emocional. Muchas Marías y Néstor siguen andando por la vida dañando familias, eduquemos a través del amor. Año 2035, bajo un contexto de libertad emocional.